Célula madre
Lo mas sorprendente es que esta diversidad celular procede de una sola clase de célula que reside en la médula ósea: la llamada célula madre.
Esta célula tiene la capacidad de autorreplicarse repetidamente, a la vez que puede también diferenciarse en las distintas líneas celulares especificas que origina.
La célula madre ya aparece en el embrión humano y emigra hasta el hígado en la época fetal. Las células de la sangre se originan, en el hígado. Después del nacimiento, la sangre únicamente se produce en la medula ósea.
Las células que derivan de la célula madre pueden replicarse y diferenciarse a un ritmo realmente sorprendente. En general, una persona produce cada hora de 3000 a 10000 millones de plaquetas, glóbulos rojos y glóbulos blancos.
Cada día, un adulto normal llega a producir unos 3 billones de glóbulos rojos, 2.5 billones de plaquetas y 1.5 billones de glóbulos blancos por kilo de peso.
Estas cifras se ajustan a las necesidades del individuo en cada momento. Pueden ser prácticamente nula o incrementarse hasta diez veces.
Otra característica adicional de la célula madre es la dificultad de aislarla. De hecho, solo se tienen pruebas indirectas de existencia. Mediante la utilización de técnicas complejas de laboratorio, se ha podido determinar que un 0.1% a un 0.2% de las células presentes en la médula ósea pueden constituir el conjunto de las células madres ya que tienen las particularidades biológicas que las caracterizan.
Su aislamiento y su posterior manipulación pueden constituir un avance de primera magnitud en el conocimiento y tratamiento de los canceres de la sangre. Si la célula madre esta alterada y origina la proliferación de las células cancerosas, puede intentarse su destrucción y posteriormente sustituirse por otras células madre normales procedentes de un transplante de médula ósea.