Las plaquetas
El numero de plaquetas en la sangre es difícil de determinar puesto que tienen tendencia a formar conglomerados. No obstante, la cifra que puede considerarse dentro de la normalidad oscila entre 150000 y 300000 plaquetas por milímetro cúbico de sangre. Las plaquetas permanecen en la sangre durante 8-12 días y después son destruidas por el bazo.
Las plaquetas, que son los elementos formadores de la sangre de menor tamaño, aparecen en grupos y adquieren una coloración azulada cuando se observa en el microscopio. En su interior, aparece una especie de gránulos que contienen diversas sustancias cuya actividad es necesaria para el buen funcionamiento de la coagulación sanguínea.
Disponen, asimismo, de una capa exterior responsable de que puedan agregarse entre ellas y adherirse a la pared de los vasos sanguíneos. Su función principal consiste en intervenir en el proceso fisiológico de la hemostasia, es decir, el proceso por el cual se mantiene la integridad de los vasos sanguíneos después de sufrir una lesión.
Las plaquetas son los primeros elementos que acuden al lugar lesionado para impedir que la sangre salga del árbol vascular.
Una vez allí, se adhieren y se acumulan formando un tapón que cierra la superficie rota del vaso sanguíneo.
Además, liberan sustancias como la adrenalina y la serotonina que producen una vasoconstricción y, por tanto, una oclusión del vaso, todo siempre con la finalidad de obstaculizar y frenar el escape de sangre al exterior.
Las plaquetas intervienen en el mecanismo de la coagulación al proporcionar diversas sustancias que participan en la formación del coagulo de sangre que, dispuesto sobre el tapón de plaquetas, consolidan la etapa final del mecanismo por el cual el organismo se protege de una eventual hemorragia.
La sangre sin plaquetas puede, no obstante, coagular pero lo hace mucho mas lentamente.
Las plaquetas, que son los elementos formadores de la sangre de menor tamaño, aparecen en grupos y adquieren una coloración azulada cuando se observa en el microscopio. En su interior, aparece una especie de gránulos que contienen diversas sustancias cuya actividad es necesaria para el buen funcionamiento de la coagulación sanguínea.
Disponen, asimismo, de una capa exterior responsable de que puedan agregarse entre ellas y adherirse a la pared de los vasos sanguíneos. Su función principal consiste en intervenir en el proceso fisiológico de la hemostasia, es decir, el proceso por el cual se mantiene la integridad de los vasos sanguíneos después de sufrir una lesión.
Las plaquetas son los primeros elementos que acuden al lugar lesionado para impedir que la sangre salga del árbol vascular.
Una vez allí, se adhieren y se acumulan formando un tapón que cierra la superficie rota del vaso sanguíneo.
Además, liberan sustancias como la adrenalina y la serotonina que producen una vasoconstricción y, por tanto, una oclusión del vaso, todo siempre con la finalidad de obstaculizar y frenar el escape de sangre al exterior.
Las plaquetas intervienen en el mecanismo de la coagulación al proporcionar diversas sustancias que participan en la formación del coagulo de sangre que, dispuesto sobre el tapón de plaquetas, consolidan la etapa final del mecanismo por el cual el organismo se protege de una eventual hemorragia.
La sangre sin plaquetas puede, no obstante, coagular pero lo hace mucho mas lentamente.